KitchenAid

KitchenAid

Mi historia con el KitchenAid es fortuita y deliciosa. Mi hermana Nancy (no somos hermanas de sangre sino de espíritu) se casó hace un año. Maravillosamente, su luna de miel se volvió plan de vida y ahora reside con su marido en Costa Rica, sin inviernos ni fríos. El caso es que hubo una “repartición de bienes” y me correspondió una caja…

Así, tal cual, había caja de Nancy para mí y me esperaba en su apartamento. Fui a buscarla con muchísima curiosidad, y la sorpresa sucedió al momento de cargarla. ¡Guao! Si me preguntas, eran como 20 kilos en un paquete que prometía menos de un kilillo de envases y moldes, como yo había presumido. Eso me pasó por no abrir antes.

Rompí los adhesivos como una niña ante su regalo de cumpleaños y estaba allí: un KitchenAid para mí solita. El color se parecía más a Nancy que a mí: un verde manzana con mucha energía y resonancia del espíritu naturista de mi amiga. Eso no era inconveniente. En mi cocina suelo proteger cada artefacto con forros o dentro de gabinetes. La alegría empezó al llegar a casa, sanos y salvos, mi KitchenAid y yo.

Mi primera receta con KitchenAid

No quise empezar tomando atajos y batiendo cualquier cosilla que se me antojase, como unas tortitas, por ejemplo. Mi tema en esos días era el pan. Bueno, aún lo sigue siendo porque me encanta experimentar con panes caseros añadiéndoles de todo: orégano y albahaca, miel y canela, ajo y perejil… Sí, el amor y el sabor vienen en parejas.

Entonces, la primera prueba para el recién llegado fue amasar pan. La receta no es gran cosa, pan es pan, así que más bien te invito a probar primero tu propia receta… Si es que alguna vez has hecho pan en casa. Si no… te ofrezco la mía como punto de partida.

Ingredientes

2 ½ tazas de harina de trigo

1 cucharada de levadura (yo la prefiero en polvo)

2 cucharadas de azúcar (o suficiente miel)

1 cucharadita de sal

50 gramos de mantequilla derretida (la he reemplazado por aceite de oliva a veces)

1 taza de leche

¼ de taza de agua

Pre-preparación

Yo suelo mezclar previamente los ingredientes secos: harina, azúcar, sal, levadura… En otro envase junto los líquidos, y si incluye huevo lo incorporo ya batido. Este ingrediente es opcional y aquella primera vez no lo incluí.

Sin embargo, la KitchenAid está hecha para holgarse un tanto y saltarse algunos pasos como ese. Con este aparato puedes poner todos los ingredientes en el orden que te plazca. Yo empecé por los secos y luego agregué los líquidos (no cambio).

Dejarle todo al nuevo

Luego entró en escena el KitchenAid. Le ajusté la pieza correspondiente para amasar (te recordará al Capitán Garfio de Peter Pan)… Ya lo siguiente es un tema de velocidad. El manual del aparato dice que cada velocidad sirve específicamente para una acción. Yo uso los ojos para comer, y para cocinar; por eso confié en lo que veía y usé las primeras cuatro velocidades. En dos minutos ya estaba en la Nº 4 y así lo mantuve dos o tres minutos más.

Acción planetaria

Era casi mágico el movimiento que aplicaba el KitchenAid, lo llaman “Acción Planetaria”. El accesorio (el garfio) gira y pasa por todos el bowl. Tuve que reprimir mis instintos mientras yo no participaba en nada. Quería sujetar el artefacto o el envase, quería meter la mano o la paleta, ¡quería hacer algo!

Respiración y crecimiento

Lo demás era procedimiento clásico: juntar toda la masa, dejar que respire y crezca hasta que parezca haber duplicado la talla. Que esté elástica y un poco pegajosa es lo normal en este punto de la preparación.

Luego, precalienta el horno a 200 grados y pon la masa sobre una gran tabla o en la mesa de trabajo, muy limpia y con harina espolvoreada para que no se pegue. En ese momento yo la apreté un poco para sacarle el aire y comunicarle todo el amor que no pude darle mientras lo hacía la KitchenAid.

Hora de hornear

Vas a hornear el pan de 30 a 35 minutos de cocción. Esa vez no lo pinté por encima con aceite o huevo batido, pero puede ser un detalle cuando gustes. El molde ha de ser hondo y a mí me gusta más uno que le da forma de pan de molde. Así, cuando se enfría, lo rebano y guardo muy bien; aunque no dura mucho porque no vivo sola.

Prueba superada

Sí. Hice pan a la KitchenAid. De resto, te doy dos consejos más. Lo primero en confiar en el artefacto. Ganarás tiempo y esfuerzo haciendo cualquier postre. Me consta y no exagero cuando afirmo que si pudo ayudarme haciendo pan, el KitchenAid me puede ayudar con todo. Lo otro es experimentar. Empieza por las recetas de los postres que ya sabes hacer de modo tradicional e incorpora al nuevo amigo. Lee el manual, por supuesto, y busca un pasatiempo, el KitchenAid te dejará con ocio, ¡y mucho gusto!

 Mi primera receta con KitchenAid

¡Hasta la próxima!

Imagen cortesía de twopeasandtheirpod.com/